El uso de soluciones en la nube es una buena opción para reducir los gastos de energía de la empresa, principalmente porque reduce la necesidad de hardware físico para almacenar y procesar datos. Con menos hardware, la organización también puede reducir sus costes de mantenimiento y las emisiones de carbono. Además, la computación en la nube es más flexible, pudiendo responder a picos y valles en su carga de trabajo.
El costo de la energía es una gran preocupación para muchas empresas y organizaciones. Se han realizado varios estudios para encontrar formas de reducir los gastos de energía, y algunos de ellos se han centrado en el consumo de energía de los centros de datos. Otros, en cambio, han puesto el foco en el uso de energía de las aplicaciones de software. Ya sea por reducir los gastos de energía de su compañía o por ahorrar dinero en general, estos estudios suponen una información útil.
Hay dos tipos principales de servicios en la nube. Estos incluyen servicios públicos en la nube que están alojados en internet y nubes privadas que están alojadas dentro de una empresa. Las nubes públicas se usan más ampliamente que las nubes privadas, pero es importante recordar que no todos los servicios en la nube son iguales. Para elegir un proveedor cloud, también es importante considerar sus prácticas de sostenibilidad.
Según un estudio realizado por el Laboratorio Nacional de Lawrence Berkeley, trasladar el software comercial a la nube puede reducir el consumo total de energía hasta en un 87%. Además, la computación en la nube puede reducir las emisiones de carbono hasta en un 90%. Otro estudio realizado por Accenture encuentra que las aplicaciones de computación en movimiento a la nube pueden reducir la huella de carbono de una organización hasta en un 30%.
Podemos identificar tres escenarios en los que una organización puede ahorrar gastos de energía. Los escenarios implican desactivar los recursos no utilizados, minimizar el tamaño de los centros de datos y usar un método de migración de elevación y cambio. Según un estudio de Cleer, las aplicaciones comerciales en la nube pueden ahorrar hasta 23 mil millones de kWh por año. Si bien el estudio es algo limitado, muestra que una organización puede ahorrar hasta un 87% en gastos de energía accionando sobre esos tres escenarios.
Al comparar la computación en la nube y los sistemas de hardware de datos tradicionales, es importante recordar que los sistemas de hardware de datos requieren grandes cantidades de energía para el enfriamiento y el mantenimiento. Los costos de energía de mantener un centro de datos interno son sustanciales, y además pueden ocupar un valioso espacio de oficina. Los proveedores de servicios en la nube, además, pueden ajustar las cargas de trabajo que alojan para usar fuentes de energía renovable y esto, a su vez, puede ahorrar dinero a las organizaciones en compensaciones de carbono.
Los proveedores de servicios en la nube también pueden cobrar menos por energía que un centro de datos interno, por lo que es una opción inteligente para organizaciones con recursos mínimos. Estos servicios también utilizan tarifas de actualización de pantalla bajas, lo que significa que el 100% de una pantalla cambia cada segundo. Estas tasas de actualización de pantalla también significan que los datos de su organización no se almacenan y se administran en un servidor local.
La computación en la nube también permite a las empresas trabajar en cualquier lugar, en cualquier momento. Como resultado, podría existir una menor necesidad de que el personal se quede en la oficina. Además, con la computación en la nube, no hay que preocuparse por los costes de mantenimiento asociados con los sistemas de hardware de datos tradicionales. Los proveedores de servicios en la nube pueden aumentar o reducir los recursos según sea necesario, lo que facilita que las empresas ejecutarán sus cargas de trabajo de la manera más eficiente posible.