Consejos para luchar contra el calor sin olvidarnos del ahorro energético en la pyme

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Sumergidos en lo que promete ser la primera gran ola de calor de este verano, a muchos todaví­a nos pilla trabajando, lo cual hace que las altas temperaturas tengan una incidencia mayor en nuestro desempeño fí­sico e intelectual, o incluso en el estado de ánimo. Según Euskalmet estamos en Alerta Naranja por calor en la costa cantábrica martes y miércoles, pudiendo alcanzar hasta los 41º; lo que entre otros trastornos nos puede acarrear falta de sueño, deshidratación, golpes de calor y quemaduras.

Ante estos peligros, la Cruz Roja recomienda una serie de medidas básicas que nos libren de los trastornos más graves:

  • Evitar la larga exposición al sol, sobre todo en las horas centrales del dí­a.
  • Evitar una actividad fí­sica exigente o prolongada en el exterior.
  • Aumentar los perí­odos de descanso habituales.
  • Hidratarse de forma continua y en mayor medida que otros días.
  • Utilizar abanico y refrescarse de cuando en cuando la cabeza con agua (evitando contrastes elevados y súbitos de temperatura).

 

QUE EL CALOR NO ALTERE NUESTRA JORNADA

Preparar la casa para el dí­a que va a soportar es una cuestión importante que hay que tener en cuenta ya que al final de nuestra jornada volveremos al hogar, donde puede resultar complicado terminar el dí­a como debemos para enfrentarnos a la jornada siguiente de forma óptima.

En casa es recomendable bajar persianas, toldos y correr cortinas para que la exposición solar no sea tan directa. Si disponemos de un aparato de aire acondicionado, aunque puede tentarnos una exposición directa para aliviar sofocos, es mejor evitar estas prácticas ya que el remedio puede ser peor que la enfermedad (con los clásicos resfriados veraniegos). Encender el aparato de una estancia antes de utilizarla y apagarlo cuando estemos en la habitación puede ayudar, siempre intentando cerrar dicha estancia de la mejor forma posible con puertas y ventanas.

Si la noche nos da una tregua podemos abrir ventanas para que el ambiente se refresque; por norma general deberí­amos abrir las ventanas cuando la temperatura exterior baje en comparación a la interior y cerrarlas cuando suceda lo contrario.

 

Los desplazamientos que tengamos que realizar también pueden suponer un trastorno. Si bien en ocasiones no está en nuestra mano como en el transporte público, sí­ podemos prever que posiblemente la temperatura en trenes o autobuses será excesivamente fresca para contrarrestar altas afluencias de público, por lo que no está de más portar elementos de abrigo ligero para cubrir zonas sensibles durante el transporte (por ejemplo el cuello).

Si el trabajo u otra actividad nos demanda el empleo de automóvil, debemos recordar que la carretera nos puede sorprender con diversos imprevistos por lo que siempre está bien llevar lí­quidos en el vehí­culo para refrescarnos (preferiblemente agua ya que al contrario de los refrescos, hidrata). Puesto que el cambio de temperatura puede resultar muy brusco, también es recomendable gestionar el aire acondicionado aumentando y disminuyendo de forma paulatina durante el trayecto, evitando un golpe de frí­o al entrar y uno de calor al salir.

 

A nivel personal, antes de salir de casa, deberí­amos tener en cuenta las siguientes cuestiones:

  • La elección de ropa ha de ser meditada. Colores claros, prendas que no aprieten, tejidos frescos y calzado cómodo son buenas opciones.
  • En la medida de lo posible, la alimentación debe ser frecuente pero ligera. Zumos, mucha agua, ensaladas, frutas y verduras ayudan con la sensación de calor.
  • Es recomendable el empleo de crema solar y cacao de labios antes de salir al exterior, e incluso el after sun o crema hidratante a la vuelta. Se desaconseja el empleo de perfumes.
  • Una ducha de agua frí­a puede resultar excesivo, pero se recomienda bajar la temperatura habitual de baño.
  • Si la exposición solar se prevé prolongada, es aconsejable cubrirse la cabeza y utilizar unas buenas gafas de sol.

 

Debemos anteponer la salud por encima de todo, así­ que ante cualquier problema se debe actuar en consecuencia, empezando por cesar la actividad que estamos haciendo.

 

LUCHAR CONTRA EL CALOR EN LA EMPRESA

Para que nuestro rendimiento no se resienta, es indispensable trabajar con la máxima comodidad posible, algo que sin lugar a dudas dificulta el exceso de calor. Por otro lado, estas altas temperaturas pueden disparar nuestro consumo energético, lo cual ha de tenerse en cuenta para evitar sustos en las facturas.

Habitualmente se tira en exceso de aire acondicionado y aunque resulta de gran ayuda, hacerlo tiene contrapartidas como aumento del gasto, resfriados e incluso incomodidad en el lugar de trabajo. Una forma de evitar su uso prolongado es aplicar la recomendación de apertura de ventanas que hemos hecho anteriormente para el hogar.

Pudiendo no resultar suficiente, debemos recordar que es mejor encender el aire acondicionado durante más tiempo y a menor potencia que ponerlo a tope y apagarlo cuando molesta para volver a ponerlo de nuevo si el calor aprieta. Con una temperatura constante y no demasiado baja mantenemos el ambiente refrigerado sin grandes cambios; además de ahorrar energí­a y gasto del aparato, ya que esto se produce en contraposición a la temperatura exterior. Es decir, si ponemos a 24 grados la diferencia se nota en la sensación de calor y aunque a 20 se notarí­a más, el esfuerzo energético es mucho mayor; y por tanto el consumo.

Si la sensación de calor no es tan agobiante, optar por ventiladores en vez de aparatos de aire acondicionado puede ser una alternativa útil a la vez que barata.

 

Siguiendo estos consejos, seguro que pasamos estos ardientes dí­as de una mejor forma sin comprometer el ahorro energético en la pyme, esperando que a partir del jueves continúe el buen tiempo pero con unas temperaturas más agradables. ¡Ánimo y precaución!