Un consejo para el Gerente de una pyme cualquiera

Etiquetas: Gestión

Llegar a un puesto directivo en una empresa, no es cuestión de suerte. Al menos, no sólo con suerte se construye un Gerente. Por tanto, un director de una pyme generalmente tiene un bagaje profesional y unos conocimientos elevados que le han valido para llegar a esa posición. En cualquier caso, el aprendizaje (aprender y desaprender) es un proceso continuo que jamás finaliza; y menos aún en puestos de dirección.

Dentro del apartado formativo, cobran especial relevancia la experiencia y el contacto con profesionales de distinto perfil. Gracias a eso es posible encontrar nuevas formas de hacer las cosas, descubrir tendencias de futuro y conocer ámbitos desconocidos. Con ese ánimo de descubrir puntos de vista diferentes, en esta ocasión divulgamos un consejo de gran interés para cualquier Director General (CEO, Gerente…) sobre todo; pero que puede ser útil para otros mandos (CFO, CMO, CTO, CIO…) y trabajadores.

Se trata de la experiencia de Bracken Darrell, Director Ejecutivo de Logitech, que él mismo difundió en su día en Linkedin como consejo de management y liderazgo. Según cuenta, quedó para desayunar un buen día con Sami Sagol, un mes antes de entrar en la multinacional Logitech, conocida por fabricar periféricos. Sagol, propietario y Directivo de Keter Plastic es una persona activa, con gran energía y un comportamiento que Darrell identifica con el gurú Michael Bloomberg: sabio, ágil y eficaz.

 

Ambos ejecutivos eran amigos y se respetaban como hombres de negocios, por lo que quedaron para comentar el movimiento que iba a tomar Bracken Darrel en su carrera profesional, uniéndose a una gran compañía para dirigirla. Tras comentar la situación de la compañía en aquel 2012; sus problemas, sus oportunidades, los retos y lo difícil que iba a ser hacerse cargo, Darrell pensaba haber obtenido mucho más de lo que esperaba del análisis de su amigo; una cantidad de información y puntos de vista sobre los que tenía que reflexionar. Pero cuando se disponía a abandonar el local, recibió el mejor consejo de toda la tertulia…

 

Entre la mesa y la puerta de la cafetería, en sólo unos segundos, Sami Sagol le señaló y comentó:

“Oh, y una cosa más… Limpia las ventanas y barre el suelo”

No sonrió. De hecho, estaba bastante serio. Había sido amable y reflexivo durante el desayuno, derrochando compromiso y empatía; pero el último consejo parecía una orden; como un ultimátum. No era una broma pero, ¿era un pensamiento que se le acababa de ocurrir? ¿O más bien era lo más importante de la charla como punto final que necesitaba cierta dramatización?

“Limpia las ventanas y barre el suelo”. Darrel sonrió y contestó que “¡absolutamente!” casi sin pensarlo mientras se iba. Pero las palabras se le quedaron grabadas y seguían resonando en su cabeza según se alejaba. En sus propias palabras, parecía como si cada vez sonaran más fuerte dentro de él. Y empezaron a hacer poso.

 

¿Qué quiso decir con aquello? Por un lado, su mensaje significaba que él debía ser el dueño de la compañía. Que él debía poseer todo. Hacer las cosas que había que hacer. Fuese lo que fuese, hacerlo. Sami tenía el 100% de su compañía y le estaba diciendo a su amigo que actuase como si él tuviese el 100% de Logitech.

Por otro lado, significaba que no se debe esperar a que alguien nos pida (u ordene) hacer algo. Debemos hacer más de lo que se nos pide. Hacer lo que es necesario que se haga, no lo que nos piden que se haga. Nadie te pide que recojas un papel del suelo cuando otros no miran. Darrell sabía que nadie le iba a pedir que limpiase una ventana en Logitech. Pero él debería hacerlo si era necesario hacerlo.

 

El CEO de Logitech suele comentar como ejemplo la figura de John Sculley (Presidente de PepsiCo antes de ser Director Ejecutivo de Apple durante 10 años míticos para la informática). En una conversación con Andy Pearson (CEO de PepsiCo en los años de Sculley), preguntó por qué su compañero había sido una estrella en el mundo de los negocios desde sus primeros años, cuando trabajaba para él; hasta la actualidad, donde es una referencia a nivel mundial.  ¿Era cuestión de inteligencia o se trataba de otra capacidad? Andy, como se le conocía en Pepsi donde era un Gerente muy exigente, le contestó de inmediato: John Sculley siempre volvía con algo más de lo que le pedía. Si le solicitaba una revisión, le entregaba una revisión, una recomendación y un plan. Si le pedía una opinión; recibía una opinión, tres puntos de vista alternativos y un profundo análisis de su propia opinión. Eso es lo que hace que los buenos jugadores se conviertan en estrellas y las estrellas en superestrellas.

 

Seas Gerente o no: limpia las ventanas y barre el suelo

No hay duda de que ser humilde es un plus. No es lo mismo ser humilde que no tener confianza en uno mismo. No son conceptos excluyentes, de hecho a menudo las personas más humildes son las que más confían en sí mismas.

Mantener la humildad, hacer cualquier tipo de trabajo; ayuda a mantener el contacto con la realidad. Cuanto más alto se llega en los negocios, más fácil es desconectar de los detalles y las personas que los conocen mejor. Vivir en una burbuja es tremendamente peligroso para una empresa. La humildad es esencial para prosperar en el largo plazo. Muchas personas son humildes por naturaleza, pero de no ser así es necesario repasar los errores de uno mismo y recuperar la humildad.

 

Darrell cita a Sami Sagol siempre que puede. Limpia las ventanas, barre el suelo. El Gerente de Logitech, recoge cosas del suelo literalmente; limpia las pizarras donde desarrolla conceptos todo el equipo; e incluso ha limpiado una ventana en alguna ocasión. Él se preocupa profundamente de lo que pasa en la compañía. Porque sabe que es importante; sabe que los detalles cuentan.

 

Quizá no necesitemos este consejo, ni siquiera un recordatorio del mismo. Pero es una reflexión de gran valor para un Gerente, un mando intermedio o un empleado comprometido. Poseer todo. Estar pendiente de los detalles. Y literalmente, limpiar las ventanas, fregar el suelo, mantener el orden o recoger los papeles si es necesario. Estás a cargo de todo en tu empresa, desde el suelo hasta la fachada.