Con la llegada del nuevo año, es habitual hacer una revisión de todo lo logrado el curso anterior; echar la vista atrás para ver qué se ha conseguido, que ha faltado para hacer el año perfecto y cuáles han sido los mejores o peores momentos. Sentimos la necesidad de ver si estamos avanzando, si logramos lo que nos proponemos y sobre todo, poner nuevos objetivos para hacer del año que empieza un año inolvidable.
Lamentablemente, muchos de los propósitos de año nuevo se pierden en el ajetreo diario, en la falta de tiempo o en una mala planificación. Poner objetivos es bueno y nos hace sentirnos bien por un momento; pero cumplirlos es fundamental para que esa sensación no sea momentánea. Y para cumplirlos, primero hay que pensarlos bien y segundo, comprometerse con ellos (y con nosotros mismos).
Cómo planificar objetivos
Lo primero de todo es planificar los objetivos que nos vamos a marcar. Para ello, es necesario, antes de nada, elegir los objetivos. No es una tarea fácil, ya que el resultado a final de año debe ser constatar el cumplimiento. Por eso, si no se requiere una reflexión sobre cuáles deben ser, es que no merecen la pena: o son demasiado fáciles, o son los de siempre que no cumplimos, o son imposibles.
Para elegir los objetivos, debemos tener en cuenta tres cuestiones:
- Cómo ha sido la etapa anterior. Qué hemos logrado, qué objetivos se nos han escapado, con qué dificultades nos hemos encontrado, qué hemos podido superar…
- Necesidad. Qué buscamos en cada área de nuestra vida, qué nos gusta, qué nos hace felices, qué necesitamos… Dale un por qué al qué.
- Posibilidades reales. Quizá queramos ser millonarios de la noche a la mañana, pero un objetivo debe ser SMART; y por encima de todo, realista.
Tras la elección, llega el momento de la planificación. Hay diversas formas de planificar objetivos y mucha literatura al respecto, pero estas claves de Miguel Guzmán pueden ser incorporadas en cualquier método; y seguro te ayudarán a hacerlo mejor y realizar una planificación efectiva:
- Enunciar el objetivo en positivo, por el simple hecho de tener en mente el resultado, no la causa del problema o situación a cambiar. No pienses es dejar de vaguear, piensa en ejercitarte diariamente.
- Controlar la meta, para evitar la frustración de perseguir un objetivo que puede no tener nada que ver con nuestras acciones. No puedes ponerte de objetivo echarte novia, pero puedes plantear un calendario de nuevas actividades donde se puede conocer gente.
- Ajustar el propósito, ya que a medida que pasa el tiempo se puede distorsionar la acción. No debes ir al gimnasio, debes ir al gimnasio tres veces por semana, por ejemplo.
- Proponer un tamaño adecuado del objetivo, sin fantasear. Si no has corrido en la vida, quizá un maratón se te quede grande de entrada. Prueba con correr 10 kilómetros a la semana.
- Que sea motivador, es decir, que queramos lograrlo; pero también que sea un objetivo justo. La planificación para lograr los objetivos debe ser tan grande como para que suponga un reto, pero tan pequeña como para que podamos cumplirla sin descuidar otras cosas o poner en riesgo elementos importantes de nuestro día a día.
- No pasar por alto los recursos disponibles. Muchos objetivos requieren tiempo, dinero, energía o la participación de otras personas. Si no es posible disponer de esos recursos, el objetivo debe ser distinto.
- No obviar la situación actual. Si estás como estás, es posible que disfrutes de otros beneficios y es importante tenerlos en cuenta. Dejar de fumar es bueno para tu salud; pero ten en cuenta que debes suplir la relajación que te aporta o la posibilidad de socializar que te brinda. Si no lo haces, será fácil que vuelvas al punto de partida.
- Pensar en cómo va a afectar en tu vida la planificación y la consecución de los objetivos. Es muy importante para saber pivotar en cada momento y para preservar lo que has logrado en tu vida antes de estos nuevos objetivos.
- Dentro de la planificación, también debes tener en cuenta la revisión. Saber cómo vas en el alcance de tus objetivos, cómo te sientes al respecto y si es necesario un cambio de estrategia para conseguirlos. No olvides medir y hacer autocrítica.
Claves para cumplir los objetivos
Habiendo hecho una buena selección y teniendo la planificación lista, has recorrido ya gran parte del camino. Pero existen algunas claves para que el propósito no se escape.
La primera y fundamental, es priorizar. El tiempo, por ejemplo, es finito y si le metes muchos objetivos (unidos a lo que ya haces) estarás en un callejón sin salida. Tanto en la selección, como en la planificación y en las acciones que pretendes llevar a cabo para lograr los objetivos, debes descartar cosas para permitirte centrarte en lo importante sin, por ejemplo, descuidar la salud y el descanso o dejar de pasar tiempo con la familia.
La segunda clave es la flexibilidad. En la vida y en el día a día se producen contratiempos que, en muchas ocasiones, podemos sortear. Una forma de hacerlo es teniendo en cuenta el tiempo libre y el descanso durante la planificación; y otra, es estableciendo niveles de cumplimiento por orden de importancia.
La tercera clave para cumplir los objetivos es dividirlos en pequeños hitos. Los objetivos después de 12 meses de perseguirlos pueden ser de cierta entidad; pero empezar el primer mes enfrentándote a un gran objetivo puede ser contraproducente. Por eso, es mejor marcarse pequeños objetivos siguiendo la misma regla que te ha permitido proponer el gran objetivo final. Cumpliendo cada pequeño objetivo (más fáciles y más cortos), será más llevadero alcanzar el éxito.
La cuarta y última gran clave, es escribir. Tener los objetivos (así como la planificación, el calendario o las tareas) escritos no sólo ayuda a fijarlos, sino que nos permite revisarlos para evitar que se pierdan en el olvido.
¿Tienes listos tus objetivos de 2019? ¡Pues a por ellos!