Consigue que tu equipo reme en la misma dirección

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“Necesitas al equipo remando en la misma dirección y la única forma efectiva de lograrlo es cultivando las relaciones fuertes donde ir en la misma dirección sea concebido como la única opción” Lewis Howes.

Mientras leía el libro de Howes, The School of Greatness (La escuela de la grandeza), esta frase me llamó la atención por encima del resto. Incide en el núcleo de lo que he intentado transmitir durante la última década: cuanto más fuertes son tus relaciones, más posibilidades de éxito. Pero lo que me impactó realmente de la frase no es cómo Lewis Howes parece coincidir conmigo, aunque lo aprecio; sino cómo indica que un equipo, independientemente de la fortaleza y profundidad de las relaciones individuales, es tan fuerte como su misión.

Es lo que enseño con el Plan de Acción Relacional. Si este concepto no te es familiar, es donde puedes definir tus metas identificando a quién necesitas para ayudarte a conseguirlas  y cómo podéis ayudaros mutuamente. Se puede tratar de relaciones que ya tienes, relaciones que necesitas desarrollar o incluso contactos que aspiras a tener. Este tipo de plan empuja a lograr un éxito mutuo a través de la generosidad.

La única forma de enfocarte verdaderamente a los resultados y servir a las relaciones es saber cuáles son tus metas. Una vez se han definido y te has comprometido con ellas, no solo sabrás qué relaciones necesitas construir para lograrlas, sino también cómo estas metas se alinean con las de tus contactos para que el resultado sea beneficioso para todos.

A veces encuentro rechazo a la idea de priorizar relaciones de este modo, pero es como realmente funcionamos de forma natural. Nunca vas a poner los intereses de los amigos de tus hijos por encima de los de tus propios hijos, por lo que saber cómo te pueden ayudar las relaciones profesionales para ser exitoso, no supone una gran diferencia. Lo que es importante recordar es que las metas deben estar alineadas, de modo que todo el mundo trabaja en una misma dirección. Los demás deben ver de qué modo les beneficia trabajar contigo.

Una vez sabes cómo y dónde se solapan tus objetivos individuales, aproxímate a a estas relaciones de una forma servicial. Una buena forma de hacerlo es enseñarles cómo es tu objetivo profesional para mostrar cómo combinar y aunar los distintos recursos para mover a todos hacia adelante. Todos tenemos debilidades y lagunas que pueden frustrar nuestro progreso, pero ofreciendo tus fortalezas para ayudar a alguien a logar el éxito siempre hará que esa persona esté dispuesta a usar sus fortalezas para ayudarte a ti.

 

“Tienes que estar a bien con el hecho de que algunas personas son mejores que tú en ciertas cosas a la larga. ¿Por qué deberías sentir esto como una amenaza?” Lewis Howes.

Ya se ha comentado antes, pero los egos pueden convertirse en el infierno de una droga. Queremos pensar que somos “hipercapaces” pero a menos que seas Serena Williams o Andy Murray en tenis, puede haber al menos una persona en este mundo mejor que tú en algo que necesitas para lograr el éxito. E incluso ellos tienen asistentes, intendentes, abogados y agentes que se aseguran de todas las cosas en las que ellos no son tan buenos. Así que confía en la experiencia y conocimiento de otros cuando los necesites.

La otra cara de la moneda es lo que tu controlas mejor que otros en tu equipo. Así es como un equipo funciona, así que hazte cargo. Se abierto y generoso con las habilidades, talentos y experiencia que tus compañeros necesitan. Juega tu papel en el Plan de Acción Relacional. Eres el capitán de tu ambición, pero si cada miembro del equipo juega su papel, todos juntos tendréis más opciones de éxito, encontrando menos dificultades en el camino.

Los mejores equipos pueden desfallecer si no tienen claro por qué trabajan y cuáles son los roles individuales en esa estrategia. Pero si todo el mundo ve la línea de meta y coincide que todos se benefician de llegar a ella, todos trabajaran mejor para alcanzarla.

 


Adaptación realizada a partir de una traducción de un artículo de Keith Ferrazi.