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Apoya la internacionalización de tu empresa con un ERP

Etiquetas: ERP

Las posibilidades de hacer negocio en todo el mundo son más amplias que nunca. Ya no es un ámbito reservado para las grandes empresas y, de hecho, la expansión internacional es una vía cada vez más usada por las pymes, que en tiempos de incertidumbre o recesión, ha posibilitado la supervivencia de muchas compañías. La internacionalización supone una mejora competitiva que permite aumentar la resistencia ante los ciclos de crisis, generar nuevas oportunidades de negocio, incrementar el volumen de negocio, atraer al mejor talento, reducir costes de producción y/o reforzar la imagen de marca.

Pero no es una decisión que tomar a la ligera, ya que también entraña dificultades y riesgos: necesidad de una fuerte especialización, problemas derivados de las diferencias culturales, gestión de las diferentes zonas horarias, posibles riesgos sociopolíticos en el país de destino, impacto de medidas arancelarias, etc.

La gestión de las diferentes localizaciones, sedes, delegaciones o centros productivos es otra de las cuestiones importantes que se deben tener en cuenta a la hora de abordar la internacionalización o, en caso de entrar en un mercado de la mano de un socio local o experimentado, cuando el volumen de negocio aumenta. En estos casos, se hace evidente la necesidad de servirse de un ERP.

Llegados a este punto, la empresa internacionalizada tiene varias opciones para solventar la situación:

  • Delegar los puntos clave de esa gestión en una gestoría local. Una opción poco recomendable si el volumen de negocio es importante y/o existen diferentes departamentos a gestionar (no solo cuestiones administrativas).
  • Implantación de un ERP de forma local. Esta opción es poco eficiente ya que, en el caso de que se vayan sumando sucursales, habrá que repetir el proceso y realizar diferentes integraciones con el ERP principal de la central.
  • Extender el ERP de la empresa a las nuevas sucursales. Se trata de la mejor opción, tanto de entrada como para evitar problemas en el futuro ante cambios en la empresa o nuevas expansiones internacionales. En el caso de que el ERP en cuestión no soporte una internacionalización (procesos intercompañía, divisas, idiomas, etc.), se puede optar por abordar un proyecto global; y en cualquier caso, la relación entre las delegaciones se puede abordar de distintas formas.

Así, es altamente recomendable contar con un sistema de gestión que tenga cuestiones como la internacionalización en cuenta. Incluso en una fase en la que la compañía no tenga intenciones de internacionalizarse a corto o medio plazo, resulta conveniente abordar una implantación ERP teniendo en cuenta una posible expansión internacional (o de cualquier otro tipo, como por ejemplo, si aumenta o disminuye la actividad; o si se van incorporando departamentos) porque el mercado evoluciona de forma muy rápida.

Un ERP de carácter internacional como Microsoft Dynamics 365 Business Central tiene amplia funcionalidad que se puede ir incorporando de forma modular en función de las necesidades, permite el despliegue en un mismo entorno para toda la compañía, cuenta con diferentes localizaciones para cumplir con la fiscalidad local, ofrece diferentes idiomas… y todo lo necesario para soportar la actividad en otro país.

El crecimiento de una empresa puede derivar en diferentes necesidades de expansión, incluso dentro de las propias fronteras. En todos los supuestos, un ERP solvente aumenta significativamente las posibilidades de éxito. Veamos cómo:

  • Expansión regional, dentro de un mismo país, es la situación más común y sencilla de todas. Pero no por ello exenta de retos, ya que conlleva mantener la coherencia en los procesos en distintos lugares y, a la vez, mantener una independencia organizativa. Un ERP, por ejemplo, ayuda a realizar el seguimiento de los procesos de forma transparente y automática.
  • Expansión continental, frecuente en las empresas que inician su internacionalización. La expansión por la Unión Europea incrementa complejidades relacionadas con la trazabilidad de los productos, la gestión de pedidos o la documentación.  Gracias a un ERP se puede, por ejemplo, tener una base multiidioma y adaptar la lógica del sistema al idioma apropiado para cada usuario.
  • Expansión internacional, que sería el escenario más complejo, tanto a nivel organizacional como para el propio sistema de gestión. El ERP permite, por ejemplo, trabajar con distintas monedas, gestionar diferentes tipos de cambio, normas contables diversas, etc.

La internacionalización, por tanto, es un paso de mucha complejidad para una empresa, por lo que es innecesario incrementarla con distintos sistemas ERP. Ese escenario reduce la visibilidad del negocio, dificulta las operaciones en tiempo real, provoca que se realicen trabajos redundantes, facilita la incoherencia del negocio y aumenta los costes de operación, entre otros problemas. En cambio, un ERP único con distintas localizaciones puede mejorar el rendimiento (distintos negocios y países en una única aplicación), mejora la creación de informes (con datos consolidados), ofrece una visibilidad en tiempo real (que favorece la automatización, acelera procesos y elimina errores), supone un ahorro considerable (centralizando servicios para algunos procesos como los recursos humanos o la contabilidad), simplifica la gestión de impuestos (aplicando distintos regímenes para cada filial), etc.

 

Para que una compañía sea competitiva a nivel internacional, necesita un uso avanzado de la tecnología; y una solución ERP es el sistema básico para abordar la internacionalización con garantías. Consulta tu caso y refuerza la posición de tu empresa a nivel global.