En ocasiones, las personas más ocupadas confunden estar atareado con ser productivo. Esto es porque la alta actividad nos da una percepción de productividad, pero el ajetreo diario no siempre está directamente relacionado. Ser productivo requiere una serie de habilidades que no se desarrollan por el simple hecho de estar (o sentirse) ocupado.
Una buena forma de ilustrar esta afirmación es el momento en el que afrontamos un problema. La gente poco productiva prefiere hacer algo rápidamente en vez de no hacer nada, incluso cuando no hacer nada es la solución ideal. Analizar la situación y decidir no actuar requiere un mayor esfuerzo que empezar a hacer algo sin reflexión, aunque la inactividad puede ser tomada por otros como falta de esfuerzo o intención.
A continuación, enumeramos ocho “trucos” que emplean las personas más productivas para ganar la batalla al ajetreo diario, que esperamos podáis poner en práctica para llegar a ser (al menos) un poco más productivos.
Emplear tiempo para pensar antes de actuar
En ocasiones, planear es percibido como una pérdida de tiempo. Pero tener el plan perfecto necesita tiempo y reflexión. Lograrlo es extremadamente importante ya que ayuda a ejecutar las tareas de una forma más organizada, que permite obtener mejores resultados. En palabras de Abraham Lincoln, “Dame seis horas para talar un árbol y emplearé las cuatro primeras en afilar el hacha”.
Parar de comentar lo liado que se está
Los adictos al trabajo suelen repetir continuamente que están muy liados porque les ayuda a manejar su propio estrés. Haciendo esto, están intentando traspasar parte de esa presión a otros que según su punto de vista, deberían estar también muy atareados. Los profesionales más productivos se centran en sus tareas cuando están trabajando en ellas y no durante el resto del tiempo. No necesitan a otras personas para tranquilizar sus niveles de actividad.
Priorizar sabiamente el empleo del tiempo
Ser productivo es, necesariamente, priorizar y decidir en qué se puede uno comprometer. Después, decir “no” a todo lo demás. Esto ayuda a la gente productiva a administrar su propia energía y no gastar vitalidad en las cosas que no merecen la pena.
Hacer menos cosas pero mejor
Tratar de llegar a demasiadas cosas suele ser un desastre. En vez de eso, las personas productivas se centran en menos cuestiones, haciendo algunas de ellas de forma excelente y el resto de forma adecuada. Como es imposible hacer todo bien, la productividad reside en saber las fortalezas de uno mismo y concentrarse en ellas.
Utilizar las herramientas adecuadas para liberar tiempo
La tecnología, usada de forma adecuada, nos ayuda a ser más productivos. Usar las aplicaciones y herramientas adecuadas ayuda a la gente productiva a incrementar la productividad en el trabajo.
Pero más allá de eso, las tareas diarias pueden ser resueltas de forma más ágil y efectiva con el empleo de gadgets, apps y otras herramientas que ayudan en la productividad personal.
Terminar el trabajo a tiempo
Seguir el programa y horario para finalizar el trabajo a tiempo es clave. Establecer franjas horarias para finalizar las tareas ayuda a evitar la procastinación y posibilita la finalización del trabajo a tiempo. Los adictos al trabajo tienen una cierta tendencia a seguir en sus puestos de trabajo al finalizar la jornada o incluso a retomar tareas al final del día por lo que nunca desconectan; lo cual les hace menos productivos durante las horas de trabajo.
Saber cómo emplear el tiempo libre
A medida que se es más productivo, se aprecia más el tiempo libre. Tener aficiones y programar planes con familia y amigos durante el fin de semana o las vacaciones, motiva la productividad en el trabajo. Las personas con muchas tareas y poca productividad tienden a pensar continuamente en el trabajo, lo que les dificulta el aprovechamiento al máximo de su tiempo; tanto el destinado al ocio como el destinado al negocio.
No hablar de trabajo en el tiempo libre
Como forma de desconexión del trabajo, es difícil oír hablar de quehaceres a las personas productivas durante su tiempo libre. De forma general, se centran en sus tareas cuando están trabajando y en el ocio cuando no lo hacen. Tener la mente libre de esas tareas todo el tiempo en el que no se esté trabajando sobre ellas ayuda a llevar una vida más completa en el trabajo y fuera de él.
Adaptación realizada a partir de la traducción de un artículo de María Onzain en LifeHack.