Dar el salto de startup a pyme

Etiquetas: Gestión

El mundo se llena de startups, con jóvenes que quieren montar una tecnológica de este tipo y no una empresa al uso. Pero para lograr un cierto grado de éxito es imprescindible pasar de startup a pyme en algún momento. Al fin y al cabo, los datos revelan que sólo 1 de cada 100 startups superan los cinco años de vida; mientras que las pymes los alcanzan en la mitad de los casos.

 

¿Qué es una startup?

Generalmente, se conoce como startup a las pequeñas empresas formadas por emprendedores que tienen base tecnológica y gran capacidad de desarrollo. En los mejores casos su crecimiento es muy rápido, sobre la máxima del fail fast; un mantra repetido en las capitales tecnológicas del mundo acerca de la innovación: falla rápido, falla mucho, falla barato… y sobre todo investiga y aprende rápido.

 

¿Qué es una pyme?

Una pequeña o mediana empresa es una entidad que ejerce una actividad económica que cumple unos factores legales estipulados. Según estos, pueden ser de tres tipos:

 

  •  Microempresa o micropyme; con menos de 10 trabajadores y un volúmen de negocio anual inferior a 2 millones de €.

 

  • Pequeña empresa; con hasta 49 empleados y un volúmen de negocio de hasta 10 millones de euros.

 

  • Mediana empresa; con menos de 250 trabajadores y volumen de negocio que no supera los 50 millones de €, o un balance por debajo de los 43M €.

 

¿Startup o pyme?

En función de lo comentado anteriormente, una startup puede ser una pyme, pero una pyme no tiene por qué ser una startup. En cualquier caso, sin entrar en definiciones legales, entendemos por pyme como una empresa más tradicional, quizá consolidada en su negocio o sector; mientras que una startup es una empresa fruto de un emprendimiento tecnológico, que opera con una menor estructura, menos procesos administrativos, que se centra en el desarrollo del negocio y pivota rápidamente para lograr un crecimiento exponencial.

 

Diferencias entre startup y pyme

Obviando la definición legal de pyme, existen una serie de cuestiones que nos pueden ayudar a identificar una startup.

 

Crecimiento

Generalmente las pymes crecen de forma más pausada aunque más segura. Una startup si no crece de forma rápida y exponencial, al menos su estructura y modelo de gestión están diseñados para ello. En este sentido cabe mencionar el  riesgo, que es mayor en las startups y su supervivencia es mayor. La ambición y escasez de recursos marcan el surgimiento de estos proyectos, que juegan al “todo o nada”.

 

Visión

Si bien puede ser compartida, por norma generar los creadores de una startup tienen una visión clara de futuro, a menudo idealista. Mientras que estos emprendedores quieren cambiar el mundo, cumplir un sueño o ser un referente mundial; los emprendedores que se decantan por crear una pequeña empresa lo hacen porque han detectado un nicho de negocio o piensan que pueden ganar dinero de esa forma.

 

Modelo de negocio

Una empresa tradicional tiene un modelo de negocio claro y definido, algo que no siempre ocurre en una startup. Éstas por el contrario, buscan su propio modelo de negocio mediante prueba – error. Su fundación se basa en la búsqueda de un modelo de negocio, sin definir a medio plazo, para rentabilizar una idea.

 

Innovación

Las startups tienen un alto componente de innovación, algo que no es necesariamente aplicable a las pymes. No sólo en relación a la creación de una tecnología; sino a su uso, la provisión de servicios, los procesos de trabajo o cualquier otra cuestión.

 

Dar el salto de startup a pyme

La creación de una startup puede ser considerado como la fase anterior de una pyme tecnológica; el escenario previo a la consolidación y el asentamiento de la empresa, cuando el negocio es viable y sobre todo, sostenido. Con el crecimiento, si bien se puede continuar con la visión y los valores, es complicado mantener el modelo de gestión y la forma de operar.

 

¿Cómo pasar de startup a pyme?

Entendemos este proceso como una etapa de madurez del negocio, si bien a efectos legales, una startup puede ser ya considerada pyme en muchos casos. Del mismo modo, una pyme que se encuentra en fase de madurez o estancamiento, puede reconvertirse en startup para ganar agilidad y rediseñar su negocio; pero a continuación comentamos algunos factores a tener en cuenta para que el proceso de conversión de startup en pyme sea eficaz.

 

El negocio está en vender

Generalmente, en las startups, la acción comercial recae en el responsable del proyecto o CEO; cuando todos los recursos deberían dedicarse a vender. Esta idea está cada vez más extendida en el mundo empresarial: todos los empleados son la cara de la empresa y por tanto todas sus acciones ayudan a vender… o todo lo contrario. Pero en una startup la necesidad de validar el proyecto rápidamente hace que sea aún más necesaria la implicación de todos. Todos deben actuar como comerciales para impulsar el crecimiento.

 

Financiar el crecimiento

¿Beneficios? Mejor dejarlo para más adelante; todo el retorno obtenido por la startup debe ser reinvertido para acelerar el crecimiento y apuntalar los cimientos de la empresa. Si el negocio comienza a dar sus frutos, lo mejor es no confiarse y simplemente constatar que la idea funciona. Invertir en la propia empresa es la mejor forma de asegurar su futuro y replicar el éxito a otro nivel.

 

Mejora continua y calidad

Hoy en día es imposible abrirse camino sin cumplir unos mínimos estándares de calidad. Por ello, es fundamental ser meticulosos en ese aspecto, cuidando los detalles e intentando asimilar la mejor forma de hacer las cosas.

Si bien una startup suele estar poco estructurada de modo que se facilite la agilidad, es recomendable tener unos procesos definidos que sean puestos en duda y mejorados continuamente. Su complejidad puede ir avanzando en asociación con el crecimiento de la empresa.

Del mismo modo, es necesario estipular dedicación, tareas, procesos de toma de decisiones o actuaciones en posibles crisis, delegando todo lo posible a los recursos en función de su experiencia y conocimientos.

 

Medir y cambiar rápido

Es una premisa básica para ser una startup. Prueba – error y cambio ágil continuo. Es imprescindible medir todo lo que pueda ser medido para comprender las dinámicas y centrar los esfuerzos en lo que realmente funciona. En palabras de James L. Barksdale: “Si tenemos datos, miremos los datos. Si tenemos opiniones, sigamos la mía”.

 

Sistema de gestión

A medida que los procesos se hacen más complejos, resulta muy complicado y costoso llevarlos a cabo de forma integrada y eficiente. La multitud de programas que se pueden emplear se queda pequeña y puede comprometer la productividad de los usuarios; así que lo recomendable es implantar un software de gestión que cubra las necesidades actuales y futuras de la empresa.

Entre las startups made in Euskadi asentadas y consideradas como pymes, podemos citar los proyectos de dos clientes de IGN: Educaedu y Virtualware (y Hermeneus), ambas bien establecidas y que se encuentran en una fase de madurez. En los dos casos, son compañías que cuentan con Microsoft Dynamics NAV para gestionar de forma eficiente sus procesos. ¿Quieres dar el salto como ellas? ¡Contacta con nosotros!