Ha llovido mucho desde nuestro primer aniversario. Sobre todo, en Bilbao, y no sólo por su famoso clima. La ciudad ha experimentado cambios estructurales que hace 30 años ni quienes los impulsaron lo podrían haber imaginado. La decadencia dejó paso a la pujanza, las viejas fábricas dieron paso a la industria 4.0, las desiertas márgenes de la ría se abrieron a la vida en comunidad, la desconfianza en el presente se convirtió en visión de futuro.
Nosotros siempre hemos mirado al futuro con ilusión. Y ahora tenemos más motivos que nunca para hacerlo. La crisis parece que toca a su fin, ETA ya no mata y Bilbao es la Mejor Ciudad Europea de 2018. Se avecinan cambios apasionantes y nosotros seguimos adaptándonos de una forma natural. Adoptamos nuevas tecnologías, colaboramos con empresas que complementan nuestros servicios, descubrimos nuevos productos y desarrollamos el talento que permite a nuestros clientes desplegar todo su potencial.
IGN nació como una empresa comprometida con el servicio al cliente como valor diferencial. Empezamos seis personas con larga experiencia en consultoría, desarrollo, implantación y soporte de Navision, que tuvimos la visión de ir un poco más allá en la relación con el cliente. Hoy somos 17 personas, contamos con más de 100 clientes y nos hemos convertido en la empresa de referencia de Dynamics NAV en esta zona. Y pensamos seguir siéndolo en el futuro. Un futuro que pasa por la humanización de la tecnología, la adaptación al cambio y la colaboración.
De algunas de estas cosas nos habló Emilio Duró, invitado de excepción en la jornada. Le agradecemos mucho que pudiera estar con nosotros ya que su charla nos sirvió a todos los asistentes tanto profesional como personalmente.
Después tuvimos un tiempo para tomar algo tranquilamente en la terraza del Museo Marítimo de Bilbao al ritmo de Jazz Coolective, antes de acabar con un bonito paseo en barco por la ría. Esa ría de Bilbao que ha sido testigo de todos los cambios en la ciudad: su nacimiento, la expansión, la industrialización y posteriormente, el efecto Guggenheim que ya es más que sólo un museo.