Desde hace un tiempo, el cloud está en boca de todos, pero ¿qué es la nube realmente?. Una gran parte de las empresas tienen en cuenta el cloud computing en sus estrategias, pero otra buena parte cuenta con serias dudas al respecto por desconocimiento.
Qué es la nube
Cuando hablamos de “la nube” nos estamos refiriendo, exactamente, a la computación en la nube. El cloud computing es un conjunto de servicios informáticos a través de una red como internet, que permite fundamentalmente, una disponibilidad de recursos del sistema informático a demanda. Así, cuestiones como el almacenamiento de datos o el cómputo están a disposición sin una gestión directa por parte del usuario.
Generalmente se emplea el término para hablar de centros de datos disponibles en cualquier lugar, a los que se accede desde cualquier dispositivo conectado a internet. Esto permite una prestación de servicios tecnológicos virtualizados que, a menudo, están altamente automatizados y pueden adaptarse a una demanda variable de una forma relativamente sencilla.
Así, los beneficios que se pueden esperar de un entorno en la nube son una reducción de costes, una mayor garantía de disponibilidad y una menor exposición a vulnerabilidades. En contraprestación, siempre que el servicio en la nube no se gestione por la propia empresa, se suele utilizar el modelo de pago por uso que se ha popularizado en los últimos años.
Definido este marco general, para responder a la pregunta inicial hay que tener en cuenta que el concepto cloud es muy amplio. Generalmente, cuando hablamos de un servicio en la nube estamos hablando (aunque no siempre) de software como servicio o SaaS: un modelo de distribución de software en el que las aplicaciones están alojadas por el proveedor del servicio, poniéndolo a disposición a través de internet; sin necesidad de alojar nada en los servidores de la propia compañía y, generalmente, con la posibilidad de una actualización constante del producto.
Tipos de nube
Aunque el término es muy oído, las empresas tienen habitualmente tres dudas sobre el cloud: qué es, qué tipos de nube hay y cuál es la mejor opción en cada caso. Resuelta la primera pregunta, entremos a comentar las dos siguientes.
Nube pública
Este ecosistema en la nube se gestiona por personas ajenas a la empresa; y por tanto, los datos de la organización se almacenan en los servidores del proveedor de servicios cloud, aunque el acceso a los mismos solo es posible para la empresa en cuestión y no otros clientes. Además de guardar la información, el proveedor cloud también se encarga de administrar el servicio y mantener la infraestructura.
Este tipo de nube puede valer para cualquier empresa de todos los tamaños ya que, en el modelo de pago por uso, las compañías pueden utilizar el servicio cuando lo necesiten, empezando con poco volumen.
Nube privada
Se trata de un cloud de uso exclusivo, por lo que el hardware y el software se dedican a una empresa concreta. En esta modalidad la seguridad está reforzada gracias a un mayor control de riesgos y, además, se puede personalizar el entorno para adaptarse a las necesidades del negocio.
Generalmente, la nube privada es utilizada por grandes empresas que buscan una mayor seguridad o cuentan con una normativa muy estricta (por ejemplo, si utilizan datos sensibles).
Nube híbrida
Como indica su propio nombre, la nube híbrida combina las ventajas de la pública y la privada. Se emplea en casos en los que una empresa necesita más recursos en su nube privada o en una infraestructura local, y los aumenta con nube pública para administrar flujos de trabajo extra. Así, en un momento determinado por un aumento puntual del trabajo, por ejemplo, se puede incrementar la capacidad sin necesidad de hacerlo de forma permanente.
La principal ventaja es la flexibilidad ya que, contando con una infraestructura privada, se pueden aprovechar recursos de la nube pública sin perder el control y la seguridad del modelo privado. Al mismo tiempo, el modelo público aporta un sistema de pago por uso que permite ahorrar costes.